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Hobbycrash S.L.

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¡Vive sus aventuras!
Sus manos cogen, agarran, empuñan
Cabeza con pelo y barba
Más que un juguete ¡Un compañero!

Los juguetes de una época

Los años 60 y 70 constituyeron una auténtica "época dorada" para las empresas jugueteras españolas. La calidad de sus productos se incrementó durante estos años de bonanza, en los cuales proliferaron fabricantes como Industrias Geyper, Famosa, Feber, Comansi, Rico, Paya, Manufacturas Delgado, Exin, Cefa, Airgam... y tantas otras, la mayoría ya desaparecidas, que hicieron volar la imaginación de un niño. Tanto es así que hasta bien entrada la década de los años 70 la mayoría de los productos que se podían encontrar en jugueterías eran de fabricación española, una situación diametralmente opuesta a la actual.

Los entretenimientos de un niño

montaplex

En los años 70 un niño podía encontrar juguetes en kioscos, puestos callejeros, droguerías, jugueterías y en las pocas grandes superficies que existían. Desde canicas, paracaidistas y soldaditos de plástico montables (los herederos de los soldaditos de plomo y hojalata de generaciones anteriores) hasta complejos juguetes de radio control o electrónicos, que empezaban a asomar la cabeza tímidamente al final de la década y con precios que sólo las familias más pudientes podían permitirse.

canicas

La televisión española emitía unas pocas horas diarias en sólo dos canales, y dedicaba un hueco limitado a los menores de edad. No existían máquinas electrónicas ni ordenadores en las casas (lo más era tener un CinEXin y repetir cientos de veces aquellas películas mudas de poco más de un minuto de duración proyectadas sobre el techo del dormitorio a oscuras), por lo que en esa época no era extraño ver a los niños jugar en las calles tras la salida del colegio a la peonza, a la comba, a la bicicleta, a las canicas o a las tabas, además del eterno e incombustible balón de fútbol.

Los juegos de construcción, de cartas, los álbumes coleccionables, los recortables, los tebeos (entonces no había comics) con Carpanta, Mortadelo y Filemón, el capitán Trueno o Zipi y Zape llenaban estanterías y escritorios. Santi Rico el ingeniero nos mostraba sus maravillosos coches teledirigidos, y rescatábamos astronautas con el Rescate Espacial. El Tente y el Exin Castillos lograban que creásemos construcciones dignas de un faraón. Tantos entretenimientos, y de tan buena calidad.

Figuras de acción

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En este estilo de vida, muy distante pese a los pocos años que han transcurrido, los niños consumían ávidamente los juguetes que caían en sus manos como uno de sus entretenimientos principales, y entre ellos as figuras de acción se convirtieron en uno de los juguetes más apreciados por los varones.

Teniendo como referente a los aventureros, soldados, cazadores, piratas, indios y vaqueros que poblaban las sesiones de los cines de barrio, las figuras de acción (que antes se llamaban simplemente "muñecos") representaban a esos mismos personajes en aventuras sin límite para nuestra imaginación. El realismo alcanzado por figuras como Madelman o Geyper Man, incluso otros más sencillos como Airgam Boys o los clics de Famóbil (los primeros playmobil producidos en España por Famosa) ayudaba al niño a meterse en el juego, protagonizando odiseas que recordarían de adultos.

El juguete en la actualidad

videojuegos

Al poco de comenzar la década de los 80 el panorama cambiaría radicalmente. Una crisis económica que haría bajar drásticamente las ventas y elevar los precios de la materia prima, la fabricación en masa en otros países con mano de obra más barata y el creciente interés de la nueva generación por las emergentes nuevas tecnologías o la ciencia ficción se llevaron por delante a unas empresas jugueteras que no supieron adaptarse al cambiante panorama.

Poco a poco los cambios de hábitos hicieron que las pocas figuras de acción que se venden hoy día sean franquicias de dibujos animados o películas, representando no ya a héroes anónimos sino a personajes con nombres y apellidos.

Aun así, los que fuimos niños en esa época no podríamos haber entendido el entretenimiento de otra forma, y conservamos el recuerdo de los momentos felices de la infancia, muy vinculados a los juguetes que nos acompañaron durante la misma.

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